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sábado, 26 de marzo de 2011
* Bill Homann y Proyecto Camelot - El Cráneo de Cristal (1 / 3)
PRIMERA PARTE DE TRES, EN LA CUAL VEREMOS (SUB.) Y OIREMOS EN INGLES, UNO DE LOS MISTERIOS QUE TODAVÍA DA MUCHO QUE HABLAR.
* LEYENDA O MILAGRO
¿Leyenda o milagro?
http://www.youtube.com/watch?v=rfYwvtTOdXYEn 1853, las “Hermanas de Loreto” fundaron en la ciudad de Santa fe, Estados Unidos, la Escuela de Nuestra Señora de la Luz (Loreto), para la educación de niñas. El establecimiento prosperó y, años después, las monjas decidieron construir una capilla dedicada a su Patrona.Optaron por el estilo gótico, a imitación de la famosa Sainte Chapelle de París.Solamente cuando la obra había concluido, las religiosas se dieron cuenta de un gran descuido del arquitecto: ¡no había escalera de acceso al coro, situado a casi diez metros de altura!.

La construcción de una escalera no sólo deformaría el estilo, sino que reduciría de modo inaceptable el espacio útil del templo. ¿Cómo resolver el problema? Se consultó a arquitectos, carpinteros y otros profesionales. Todos afirmaron que la única “solución” era usar una escalera portátil. Pero las monjas querían una iglesia hermosa, digna de la Reina de todas las bellezas y si la técnica humana era incapaz de solucionar el problema, para Dios nada era imposible.
Llenas de fe, empezaron una novena a San José confiando en que al ser carpintero y estar dedicada la iglesia a su Esposa Santísima escucharía sus suplicas. Justamente el último día de la novena se presentó un carpintero en busca de trabajo. Llegó montado en un asno, trayendo su caja de herramientas en la mano. Fue contratado en seguida para hacer una obra considerada imposible.

Trabajó con diligencia y discreción durante cerca de seis meses. Cierto día las hermanas vieron deslumbradas que estaba construyendo una espléndida escalera de caracol. El problema había sido resuelto de manera discreta y eficiente y el carpintero había adornado la pequeña capilla con una auténtica joya de madera. Pero, ¿dónde estaba? Nadie lo sabía. Había desaparecido sin despedirse de ninguna persona ni haber recibido el pago de la obra, ni siquiera un simple agradecimiento por el servicio prestado.
Lo buscaron inútilmente, incluso por medio de un anuncio publicado en el diario de la ciudad, pero nunca se le encontró. Por otro lado, un examen meticuloso de la escalera causaba un enorme desconcierto a todos. Su magnífica estructura, la elegancia con que se eleva, aparte de varios detalles de la construcción, dejan perplejos a los especialistas hasta el día de hoy.

Y ahí está hasta hoy, maravillando a todos los visitantes, la Escalera Milagrosa de la capilla de Nuestra Señora de Loreto, en la ciudad norteamericana de Santa Fe.
Resumiendo, tenemos una escalera única, construida por un solo hombre sin ninguna ayuda, que se sustenta sin ningún punto de apoyo, sin soporte central, sin clavos ni pegamento por un constructor desconocido, del que nadie conoce su nombre, con una madera que ha sido analizada y no guarda concordancia con ninguna conocida en la región.

Una escalera que aun hoy día ni ingenieros, ni arquitectos ni científicos consiguen explicar como se equilibra y que como detalle final consta de 33 escalones, curiosamente la edad de Cristo en el momento de su muerte. ¿Leyenda o milagro? Genialidad o cuestión de fe. El misterio esta ahí, la escalera lleva más de 130 años en pie y atrae a más de 250.000 personas por año. Hay una película que se realizo para la televisión en 1998 titulada “Milagro en Santa Fe” (The staircase) para la CBS protagonizada por Bárbara Hershey y William L. Petersen (Gil Grisson, en CSI Las Vegas).
lunes, 21 de marzo de 2011
1492 CRISTOBAL COLON ¿TEMPLARIO?

Algunos autores sostienen que los Templarios iban y venían de América con barcos cargados de plata, que posteriormente concentraban en la ciudad francesa de Sours. Hoy en día, a sabiendas de que los vikingos alcanzaron el continente americano bastante tiempo antes que los conquistadores españoles, la hipótesis no parece del todo descabellada.
Colón hizo su primer viaje siguiendo el Atlas Catalán de 1375.
“Esta claro que ni los Reyes, ni Colón, ni mucho menos los Pinzones esperaban llegar a las Indias, esperaban hacerlo a una tierra habitada por “salvajes” con los que se podía negociar oro, perlas y piedras preciosas a cambio de bagatelas, por eso llenan las naves de bagatelas e independientemente de la pérdida de la nao pensaban dejar una guarnición fija hasta la siguiente expedición, si no, no se explica que lleven simientes para sembrar”.
Una reciente investigación de José Antonio Hurtado defiende la idea de que una flota mallorquina llegó hasta América unos 150 años antes que Colón, siguiendo la llamada “Ruta T y D”. Esa visita americana por parte de mallorquines tenía fines comerciales y supuestamente parecen haber indicios de que es la misma ruta que había usado nada más y nada menos que los miembros de la Orden del Templo -mejor conocidos como Templarios-.
En el siglo XIV marineros mallorquines encontraron una ruta hacia América que fue plasmada en un mapa; dicha ruta fue conocida y seguida 150 años después por Cristóbal Colón violando un tratado con Portugal, y contando para ello con la complicidad de los Reyes Católicos; los datos del Diario fueron falsificados por la familia Colón, con el fin de atribuirle la gloria de un descubrimiento que le correspondía a los Hermanos Pinzón, y por los servicios secretos de los Católicos, para evitar que se supiera que se había violado el tratado de Alcaçovas-Toledo.
TyD son iniciales también de Templum Domine, la casa templaria de Jerusalen y su signo aparece asociado a lugares templarios- aunque sí encuentra un hilo conductor entre Colón, los Reyes Católicos, Canarias y América: la orden franciscana.
El punto de llegada de la ruta TyD, rico desde el punto de vista comercial, era originalmente el Yucatán, una zona con la que nunca se pudo encontrar Colón.
Cada vez son más los expertos que opinan que la flota templaria alcanzó América y estableció una ruta comercial secreta que posteriormente les pudo servir para escapar cuando la orden fue perseguida en el año 1307. Algunos grabados con simbología templaria descubiertos en la costa estadounidense de Maine, o en diversos enclaves de Centro y Sudamérica, lo sugieren, así como representaciones de amerindios en monumentos templarios europeos.
Tras la disolución de la Orden del Temple, los templarios españoles ingresaron en masa en la Orden de Calatrava, y parece seguro que fue en el convento de
dicha orden donde Cristóbal Colón, que se alojó allí, halló los elementos que le dieron la certeza en cuanto a la existencia de las Indias Occidentales. En Portugal fue creada especialmente para los templarios supervivientes la Orden de Cristo, que usaba la cruz templaría, la cruz de gules pateada. Cuando los portugueses de Enrique el Navegante se lanzaron al descubrimiento de los océanos pareciendo saber exactamente a donde iban, sus velas debían llevar obligatoria mente la cruz roja de la Orden del Temple. Los marinos portugueses tenían prohibido navegar más allá de Cabo Mogador sino portaban dicho pabellón. Cruz, que por otra parte, también se hallaba en las tres embarcaciones colombinas. Precisamente en el país vecino estuvo el almirante genovés, no sólo para encontrar financiación para su empresa, sino con el fin de estudiar las cartas marítimas que guardaba la Orden de Cristo y que se consideraban las más competas del mundo.

La flota con el cruz roja en las velas y la bandera del cráneo y los huesos cruzados encima de fondo negro
Por otra parte, el Temple poseía una flota propia y contaba con puertos que miraban no solo al Mediterráneo sino también al Atlántico. Destacamos la enigmática encomienda francesa de La Rochelle, en la que el Temple disponía de un puerto muy importante cuya ubicación, apartada de las rutas usuales, no estaba justificada en modo alguno.
Este puerto se hallaba fuertemente protegido por unas cuarenta encomiendas en un radio de ciento cincuenta kilómetros y su importancia podría ser enorme de ser cierta la confesión de un templario que expondremos en la leyenda siguiente. Por su parte, los conquistadores españoles se encontraron en la península de Yucatán una leyenda que narraba que unos hombres blancos llegaron a sus costas en grandes barcos. Y estos altos y hermosos hombres, que vestían extrañas vestimentas, fueron generosos y legaron a las gentes mayas grandes conocimientos.

Una de las cosas que más asombró a los religiosos que acompañaron a Colón, fue que los indios no se extrañaban al ver la cruz ni al contemplar a los caballeros armados. Es más, incluso parecía que los estaban esperando.
Algunas de sus tradiciones hablaban de que “llegará un día en el que vendrán por mar grandes hombres, vestidos de metal, que cambiarán nuestras vidas para bien“. También los mayas adoraban a Kukulkán, un dios “blanco y barbado“ y a una cruz, en la cual murió “un hombre de luz que vivirá eternamente“.
* 1492 CRISTOBAL COLÓN ¿TEMPLARIO?
La Huelva Mística: Los Templarios en la Provincia de Huelva
La Orden del Temple llegó al suroeste peninsular entre los años 1253 y 1258, cuando el poder musulmán comenzaba a caer. Testimonio de ello es la cantidad de simbología que podemos encontrar del paso de los caballeros cristianos.
Vamos a realizar un recorrido por la Provincia para rescatar el lado más místico de nuestra tierra, lo cual creo que puede ser interesante, y es que Huelva es una de las zonas de la península donde la orden del Temple tuvo mayor fuerza, ya que varios municipios fueron cedidos a la orden por la Corona de Castilla. El motivo por el cual la orden del temple llegó a nuestra provincia fue en primer lugar por los lugares místicos de nuestra tierra además de esto lograron situarse en el sur de la provincia, en Lepe, en La Isla Saltes e incluso en La Rábida, ya que el temple quería una salida al Océano Atlántico en el Sur de la Península.LA NO PRESENCIA TEMPLARIA EN ARACENA
Vamos a comenzar intentando aclarar la presencia Templaria en algunos puntos de nuestra sierra, más concretamente en Aracena y Aroche. Según aseguró Javier Pérez Embid en su libro Aracena y su Sierra la presencia de la orden en la localidad arundense es una mera leyenda, según el autor, la relación del Temple con Aracena se ha atribuido a la toma cristiana de la Sierra de Huelva por los Templarios, cuando realmente dicha toma se realizó por la ocupación de Lusos y Castellano-Leoneses y no por la Orden. Además Emilio Carrillo en su obra La Orden del Temple- Un nuevo descubrimiento, nos demuestra con razones más que sobradas la no presencia templaria en este enclave de la serranía onubense.
En Aracena tenemos que ir a su castillo para situar el enclave principal donde a modo de leyenda situaban por tradición el legado de estos misteriosos monjes, más concretamente en La Iglesia Prioral de Nuestra Señora del Mayor Dolor o del Castillo, se encuentra construida probablemente sobre una mezquita musulmana junto a los restos del Castillo que construyeran los portugueses en el siglo XII en épocas de guerras fronterizas con los reinos castellanos. Como comentábamos anteriormente algunas fuentes dicen que la misma se construyó gracias a la Orden de San Juan o de Santiago y no a la Orden del Temple como por tradición suele argumentarse. Lo más interesante es su soberbia torre mudéjar con un claro aspecto militar y de defensa. En la parte superior del frente principal, único decorado, aparece en relieve una cruz, que puede ser la cruz de alguna de estas órdenes.
Como dato significativo, debajo del Castillo se encuentra la gruta de las maravillas, de la cual se dice que existía un acceso que comunicaba las mismas con el castillo, algo que históricamente intenta fundamentar la presencia templaria, ya que las formas de la gruta le dan un toque esotérico de templo, además unido a la persecución a la que fueron sometidos podían encontrar en ellas un buen lugar donde ocultarse, siendo este uno de los argumentos presentados sobre la presencia templaria en Aracena por quienes hasta ahora afirmaban tal hecho.
Muy cerca de Aracena, en Alájar encontramos la Peña de Arias Montano, llamada así ya que fue el lugar de retiro del famoso humanista. Según dicen esa peña es lugar de grandes fuerzas telúricas y ha atraído a lo largo de la historia a hombres de conocimiento. A los templarios se les atribuye la ermita original que se encuentra sobre ella actualmente, algo que no está demostrado.
LA ORDEN DEL TEMPLE EN LA SIERRA
Donde parece estar más clara la presencia Templaria es en Cortegana y en Cumbres Mayores, a pesar de existir poca documentación que lo acredite, principalmente por la razón que pocas décadas más tarde de su llegada la orden quedó disuelta.
En Cortegana tenemos como fiel testigo a su castillo construido por la orden bajo la autorización de Alfonso X, ya que la orden se hacía cargo de la construcción y además lo dotaba de milicia de forma gratuita, suponiendo esto una gran ventaja para el monarca ya que contribuía así a dar estabilidad a una zona donde no existía fortificación alguna y el bandolerismo era la nota predominante.
Los templarios vieron en este enclave al sur de la Sierra onubense el punto idóneo de conexión con la costa, ya que como comentábamos anteriormente este era uno de los objetivos fundamentales, consiguiendo con esta ubicación situarse más cerca de la misma puesto que hasta entonces el lugar más cercano era Jerez de los caballeros, en la actual provincia de Badajoz.
En Cumbres Mayores tenemos el Castillo de Sancho el Bravo edificado en 1293 sobre una edificación romana.
Por otro lado tenemos el Castillo de Fregenal de la Sierra encomendado a la Orden del Temple en el siglo XII. Destacan las ventanas y los vanos que se van abriendo a lo largo del muro. Cabe señalar también los detalles de su último piso y el escudo de la Orden del Temple. La Orden del Tmple ocupó el castillo hasta 1308. En julio del mismo año el rey exigió al Maestre de la orden la entrega de varias poblaciones entre las que se encontraba Fregenal.
EL CONDADO Y EL TEMPLE
Otro lugar destacado es la Hacienda de Refañana que se configuró como punto de abastecimiento de la Población de Villalba del Alcor, (debe su topónimo a que fue tomada por caballeros templarios procedentes de la encomienda del mismo nombre sita entre Valladolid y Palencia) y con esta base el dominio templario se expandió por todas las áreas limítrofes como Castilleja, Paterna (Castillo de Alpizar) y Escacena. Un lugar clave es la Iglesia-Castillo de San Bartolomé en Villalba del Alcor, construida sobre una Rábida o Ribat, como ocurre y veremos después en el monasterio de La Rábida y la Iglesia de San Antón de Trigueros. Y es que los templarios tenias predilección por arribar en estos lugares musulmanes, ya que solían ser lugares muy esotéricos. También en Villalba la ermita de Santa Águeda suele relacionarse con la Orden del Temple.
En Trigueros tenemos la Iglesia Parroquial de San Antón, desde siempre vinculada a los templarios aunque Amador de los Ríos en su Obra “Huelva” lo puso en duda afirmando lo siguiente. ”es el templo que en forma de casa fuerte edificaron los Templarios, a cuya Orden Militar dicen que por tradición consta haber pertenecido esta villa. Nada hay que justifique al presente esta aseveración, pues aunque la iglesia parroquial es reputada obra del siglo XIII, habiéndose hundido en el terremoto de 1.755 ha sido completamente reformada, y no se conserva rasgos ostensibles que permitan el supuesto”. Dicho Templo fue construido tras la reconquista sobre un ribat islámico almohade del siglo XII.
LA SALIDA AL ATLANTICO
La conexión con la costa se encontraba en Lepe y en otros dos puntos clave, hablamos de Isla Saltes y La Rábida. No fue por casualidad por la que los Templarios llegaron a estos lugares, ya que no son precisamente dos lugares cualesquiera elegidos al azar, sino que son dos puntos llenos de historia y significado. La Orden del Temple no solo contaba con una dimensión política y operativa , sino también con otra trascendente y mística que encajaba como anillo al dedo en La Rábida y en Saltés.
No vamos a contar ahora la historia de Isla Saltes y lo que significa para la historia de Huelva, será algo que haremos próximamente ya que creo que lo merece el lugar que probablemente guarde debajo de el la tierra de la antigua Tartessos.
La ciudad que en la Isla se encontró el Temple fue erigida por los árabes hacia los siglos X y XI, sobretodo cuando fue sede del Reino Taifa de los Baikries, primero, y del Reino de Taifas de Umba y Xaltis (Huelva y Saltés), después, bajo el reinado de Abd al- Aziz al- Bakri. El lugar donde los templarios se alojaron fue en una fortaleza central de 70×40 metros de perímetro, de la que poco sabemos.En cuanto a La Rábida fue en el actual Monasterio Franciscano, que como conocemos procede de muchas reconstrucciones, la ultima realizada a finales del siglo XIV y comienzos del XV, dicho monasterio está ubicado sobre un alcor el cual se le conocía como Peña de Saturno. Las diferentes culturas que por allí pasaron se inclinaron siempre por levantar en el recintos religiosos, incluso se dice que los romanos veneraron en este lugar a la diosa Proserpina y anteriormente los fenicios a su dios Baal. Los Visigodos recogieron la antorcha instalando sobre él un santuario a la Virgen Madre, adorada en una cripta, como tantas imágenes de Nuestra Señora que luego tomaron la advocación de “Soterraña” por haber recibido culto en una cripta subterránea, así mismo los árabes edificaron un pequeño monasterio con monjes-caballeros similares a los de las encomiendas templarias, que se perfeccionaban espiritualmente al tiempo que defendían el lugar.
Los Templarios tras la conquista de Fernando III llegaron a la Rábida en 1238 y remodelaron la edificación musulmana. Como hemos visto en muchas de las edificaciones vinculadas con la Orden del Temple en la provincia, estas se crean sobre diferentes “ribats”. La Orden ponía especial empeño en ocuparlos, prefiriéndolos, a cualquier otra posesión.
A la salida de La Rábida se produce la entrada en el de los Franciscanos. Lo triste, es que nada queda hoy a la vista que sea de época templaria. Tras el abandono por los caballeros vino la ruina y la reconstrucción Franciscana. Como curiosidad, lo único que podemos comentar es que si existe un manuscrito de 1515 que atribuye la donación de la Rábida al Temple por parte de Alfonso VIII de Castilla entre 1162 y 1200 para cuando fuese conquistada.
El objetivo final de la Orden del Temple en el suroeste de la Península como comentábamos arriba era la salida al Mar. Como hemos visto, La Rábida y Saltés constituían la base fundamental de esto, aunque el punto culmen tiene lugar en Lepe. La ciudad tras la reconquista fue donada a los Templarios en el siglo XIV antes de pasar a dominios del Marquesado de Ayamonte ya en el siglo XV. A ellos se les atribuye la original Iglesia de San Cristóbal.
Sin duda, nuestra provincia ha sido testigo de muchas visitas, unas probablemente llegarían fruto de la casualidad, otras, como esta, no.
Fuente: Wikipedia, Huelvapedia, “La Huella de los Templarios” de Rafael Alarcón Herrera, elblogdelaordendeltemple, ordendeltemple.net, “Huelva” Amador de los Ríos.
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